Chin-Lin, dicípulo de Confucio no podia dejar de admirar a un cerezo que habitába en el fondo del templo. Era tal admiración, que pasaba casi todo el tiempo debajo de él leyendo las sagradas escrituras, de tanto en tanto lebantaba su cabeza para admirarlo. Había aprendido a leer con el corazón todo lo que este le decía.
Halló en él un infinito bo
sque de cerezos, que con las letras de los pétalos de sus flores blancas, le mostraban el camino de la sabiduría.
No dejaba de repetir una y mil veces que la belleza de sus flores y de sus frutos estaba ahí el secreto celosamente guardado . Pero pasaron los días y los años y ya siendo anciano, no pódia dilucidar el verdadero camino de la verdad . Fue así que una noche tuvo un sueño con el amado árbol que le decía -Chin Lin , mucho me has amado, y sin embargo no me has entendido, en aquellos tiempos creíste que la sabiduría , estaba en los frutos y en mis flores. Y no te diste cuenta que el origen de la verdad y la sabiduría estaba en mis raices, te perdiste en el camino de la mente y de los sentidos , te dejaste encegueser por los colores de mis frutos y de mis flores, tú mente te decia donde se hallaba la verdad y no escuchaste a tú sabio corazón.
En mis raices se encuentra la sabiduría que proviénen de de la madre naturaleza hecha por el creador supremo, estas eran las que me alimentában y me daban fuerzas para soportar los terribles vientos...Ahora tú con los años has aprendido a aferrate a la verdadera escencia divina. Estas ahora lleno de luz, derramalá sobre tus semejantes, como hace él agua de la vertiente, que entrega su sangre cristalina para que el corazón de la vida siga latiendo hecho flores enlos jardines de la ignorancia.
Y Chin -Lin se convirtió en un gran maestro .
El amado árbol con muchos años encima dejo de vivir y así también el maestro Chin -Lin abandonó este mundo, pero en algún lugar del paraiso , tremulo y agradecido,su alma seguramente honrró el espíritu de su árbol de cerezo por haberlo conducido a la verdad.
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