El líder produce resultados, consigue adhesiones libres e influye en sus seguidores, que ven en él un ejemplo y una ayuda para conseguir sus objetivos. Es líder precisamente porque genera credibilidad. El vacío actual de liderazgo en nuestra sociedad está marcado profundamente por la falta de credibilidad en la clase dirigente en general.
El líder hace-hacer, y ofrece respuestas distintas de lo rutinario, muchas veces fuera de los ámbitos tradicionales del poder, porque su actuación demuestra -más que poder- una autoridad moral. (Jorge Yarce. Instituto Latinoamerivcano de Liderazgo)
Cambios, parece ser la palabra que hoy gobierna a las organizaciones en todos los sectores.
Transformaciones en los estilos de invertir, comunicar y vender.
Lo verdaderamente importante es que ninguno de nosotros está ajeno a los movimientos que la economía mundial aplica a diario en nuestro entorno social, cultural y laboral. Cada vez nos hallamos más inmersos en un estado de emergencia (no se confunda con estado de incompetencia), lo cual nos obliga a replantear muchas de las estrategias que un día fueron aceptadas por su alto nivel de eficiencia, pero que hoy, varias de ellas son simples modelos de estudio de la historia social del individuo.
Pero, ¿acaso esto también tiene que ver con el poder del liderazgo individual? Por su puesto, hoy más que nunca el individuo a quien se le ha entregado la inmensa responsabilidad de alcanzar resultados en las organizaciones, es quizá uno de los más comprometidos en comprender el cambio y ajustarse a él como fuente de aseguramiento de la excelencia.
Según un estudio desarrollado por Amrop Intenational y la Universidad de Harvard y publicado en el número 33 de la revista Gerente en Colombia, podríamos destacar unas características o rasgos principales de ese gran ejecutivo con el cual podrán contar las organizaciones de nuestro nuevo siglo XXI.
CREATIVIDAD
Frente a la gran incertidumbre que hoy por hoy enfrentamos, el ser creativo le garantizará enfrentar de forma más positiva las constantes corrientes del cambio, obligándole a ser un permanente innovador y ´romper´ muchas de las tradicionales formas de ver y hacer las cosas dentro de la organización.
NI PARROQUIAL NI PROVINCIANO
Su campo de acción ya no es simplemente su empresa o el mercado en el cual ésta se ha desarrollado. Cada una de las determinaciones importantes que el ´individuo XXI´ deba tomar, podrán ser exitosas o no, de acuerdo con muchas otras decisiones que en cualquier parte del planeta se puedan estar tomado y que afectarán al final su empresa y su mercado. Su habilidad para trazar metas con una visión le hará diferente. El conocimiento global le ayudará a establecer movimientos estratégicos más certeros y le permitirá ser un individuo menos reactivo, más flexible y mucho más estratégico.
SENCILLEZ
Otra de las condiciones que enmarcan el perfil del ejecutivo moderno, sin duda es la eliminación de lujos innecesarios que anteriormente se consideraban obligatorios para ser ´visto´ como un individuo verdaderamente importante. Los resultados, la velocidad, la adaptabilidad y por su puesto la racionalización de gastos, son parte del nuevo ´estilo profesional´ que remplaza esquemas rígidos. La adaptación a la tecnología hace del individuo de hoy un administrador práctico y simple, aunque no por ello altamente efectivo.
Sin duda alguna, estos rasgos representan una forma de liderar diferente a los estilos anteriores. Ahora, el estudio como caso particular no destaca otros conceptos que personalmente considero vitales para que podamos realmente hablar de un líder individual integral. Me refiero por ejemplo al mismo concepto de liderazgo y al tan olvidado por muchos, sistema de valores. ¿Acaso sin ellos podríamos realmente gerenciar?
La perturbación económica mundial no está únicamente soportada por fórmulas matemáticas. Quienes han querido darnos explicaciones centradas solamente en el enfoque puramente económico, debo decirlo, se han quedado en la mitad. En un desequilibrio económico también hallamos causas históricas, sociales, espirituales, que sin duda están inmersas en el problema, pero que la mayoría de las veces los mismos gerentes no quieren o no son capaces de ver.
Acaso, ¿La profunda falta de compromiso que muchos individuos dentro de las organizaciones están sintiendo, no es un problema social?
Por: William Ramos Pardo.
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