sábado, 5 de enero de 2013

SEPA POR QUÉ LA "SINCERIDAD" DE LOS OPOSITORES EN NAVIDAD NO PASA DEL DÍA DE REYES



"No me haría ilusiones al respecto porque la experiencia indica que esta sinceridad navideña es una epifanía y, como tal, no pasa del día de Reyes", advierte Clodovaldo sobre declaraciones de Aveledo.



La sinceridad navideña de los opositores
Por: Clodovaldo Hernández

Las entrevistas de fin de año son particularmente reveladoras. Debe ser que, imbuidos por el espíritu de la Navidad, hasta los personajes habitualmente muy politiqueros en su decir, tienden en estos días pascuales a llamar al pan pan y al vino vino. Y hay que aprovechar la rara ocasión para saber lo que realmente piensan.

Veamos un ejemplo: el coordinador de la Mesa de la Unidad Democrática, Ramón Guillermo Aveledo (quien como buen socialcristiano trata siempre de quedar bien con Dios y con el diablo), ofreció unas declaraciones muy sinceras a la periodista Elvia Gómez, de El Universal, en las que reconoció que la oposición "confunde un consenso de élites con apoyo popular".

Aveledo lo dijo específicamente con respecto al tema de la descentralización que, según él, era el foco del debate en las elecciones regionales del 16 de diciembre. Pero difícilmente pueda encontrarse una frase que resuma mejor lo que le ha pasado -en general- a la derecha venezolana en los últimos tres lustros. Desde que AD y Copei tiraron a Alfaro Ucero y a Irene Sáez del tren en marcha de las elecciones de 1998 -y se aferraron desesperadamente a la cabalgadura del godo Salas Römer- hasta el sol de hoy, esta gente ha tenido la misma confusión: creen que cuando ellos se ponen de acuerdo (los jefes de lo que solía llamarse "fuerzas vivas") lo demás es coser y cantar.

En los primeros años de los 14 transcurridos, esa confusión resultaba comprensible porque así era como funcionaba el sistema llamado Puntofijismo. De hecho, importantes politólogos (no izquierdistas, por cierto) lo denominaron "sistema populista de conciliación de élites", un nombre muy tecnocrático y sonoro para designar lo que otros, un poco más prosaicos, catalogaron como "cogollocracia corrupta". 

En 2002, cuando lograron darle un zarpazo a la Constitución, esto que ahora diagnostica Aveledo mostró su faceta más ruin y cobarde: un acuerdo de élites -bañado en sangre inocente, que nadie lo olvide- pretendió presentarse como si fuera la voluntad de la mayoría. Pero ya sabemos que esa tramoya no aguantó ni siquiera dos días.

De allí en adelante, las fuerzas opositoras han tropezado innumerables veces con la misma roca. Se reúnen unas élites cada vez más desgastadas y alejadas del sentir popular, arman una alianza rocambolesca y ya creen haber forjado una fuerza mayoritaria. Inevitablemente, terminan llorando a la vera del camino.

¿Significa esta declaración del coordinador de la maltrecha MUD que se avecina un período de toma de conciencia de la oposición acerca de su patente falta de sintonía con el pueblo, en especial con los que antes fueron invisibles, relegados y perseguidos? Yo no me haría ilusiones al respecto porque la experiencia indica que esta sinceridad navideña es una epifanía y, como tal, no pasa del día de Reyes.

(clodoher@yahoo.com)
Comentarios

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios