Jesse Chacón Escamillo, director de GIS XXI
En la campaña presidencial que terminó con la reelección del presidente Chávez, ganó el modelo de inclusión y democracia. En el último mes antes de las elecciones la opinión pública venezolana pudo observar y analizar con mayor precisión el dramático y negativo impacto para Venezuela del programa que pretendía implementar Capriles Radonski como claro representante de los empresarios.
Sin embargo, la arquitectura de dicho proyecto programático no es nueva, es la misma que se intentó instaurar desde décadas atrás en Venezuela, es el paquetazo recomendado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y aplicado por Carlos Andrés Pérez en 1989, es la agenda Venezuela de Rafael Caldera en 1994, es el regreso del gobierno de las élites y las transnacionales contra los intereses nacionales y de las mayorías. Es contra todo esto que vuelve a ganar Hugo Chávez sin lugar a dudas.
Consciente de los nuevos retos que supone la victoria Bolivariana, el presidente Hugo Chávez ha llamado a la batalla por la eficacia y la eficiencia en la gestión pública, entendiendo por eficacia la relación o grado de avance entre lo planificado y lo realizado, aquí la dimensión de los resultados y el tiempo en que se obtienen es fundamental, por su parte la eficiencia debe ser entendida como una relación entre lo planificado, lo realizado, el tiempo y los recursos empleados, el elemento clave es como hacer más con menos o cómo lograr una asignación y ejecución apropiada de los recursos públicos.
Los conceptos de eficacia y eficiencia toman connotaciones diferentes en relación al proyecto de sociedad que se intente construir, para el proyecto neoliberal capitalista de sociedad, la eficacia y la eficiencia tendrá el significado de cómo reducir mucho más el gasto público, de cómo desmontar el estado y transferir sus funciones al capital privado, entenderán estas dos palabras como la creación de condiciones sociales o soportes para que el capital incremente su tasa de ganancia.
El proyecto de sociedad socialista y la gestión pública desde un estado social, entenderá la eficacia y la eficiencia como el ciclo permanente de rupturas y transformaciones de la realidad social y económica para construir una mejor calidad de vida para la gente, es producir más, mejor y a más bajo costo para garantizar la satisfacción de las necesidades sociales, es hacer realizable en lo cotidiano los derechos económicos y sociales, hacer tangible la idea abstracta de la universalización de estos derechos.
Sin lugar a dudas, durante estos 14 años de revolución Bolivariana en Venezuela, se han venido desarrollando transformaciones tangibles en las esferas de disfrute de los derechos económicos y sociales, podríamos afirmar que el modelo distributivo de la revolución ha sido eficaz, ha revertido significativamente la pobreza y la desigualdad en el conjunto social.
Sin embargo, aun queda un gran saldo de deuda social, aun existe una amplia franja de la población en la pobreza, aun existe un alto déficit en infraestructura en el conjunto nacional, el nuevo modelo socio productivo y agroalimentario apenas comienza a construirse, aun hoy se requiere el seguimiento y el monitoreo para garantizar que lo alcanzado no se revierta o entre en la inercia. Es en esta dirección que la batalla por la eficacia y la eficiencia debe desarrollarse.
Avanzar en este sentido exige resolver diversos nudos problemáticos que hoy hacen frágiles muchos de los esfuerzos de gestión:
• Es necesario desarrollar el conjunto del ropaje legal e institucional del estado social, por ejemplo en salud a pesar de las grandes realizaciones no existe una ley que le de coherencia orgánica al proceso de gestión de la política pública.
• Se requiere construir no solo instancias de seguimiento y control de la gestión pública, sino también un sistema de indicadores de gestión e impacto ligados a los presupuestos locales, estadales y nacionales. Si los indicadores no están claramente expresados y no están ligados al presupuesto, cualquier esfuerzo de seguimiento cae en generalidades e informes vacíos.
• No se puede entender la eficacia y la eficiencia como un esfuerzo aislado de la tecnocracia dentro del estado, no es un acto de buena voluntad, ni un ejercicio técnico de seguimiento y monitoreo, esto es fundamental, claro está; pero el eje de gravitación debe estar puesto en la activación de movimientos sociales capaces de interpelar permanentemente la gestión pública. Esto exige una postura muy proactiva frente a la crítica y la interpelación social, exige validar una esfera de polémica pública en el trazado, gestión y evaluación de las políticas públicas.
Resolver los anteriores nudos críticos desde la perspectiva del poder popular, implica comprender cuales son los ejes de gravitación de cada modelo de sociedad a construir, el modelo de sociedad capitalista neoliberal tiene como eje el mercado, por eso se habla de sociedad mercado céntrica, la sociedad de capitalismo monopolista tiene al estado como centro, reproduce el estatismo, es una sociedad estado céntrica, por el contrario el modelo de sociedad socialista, exige una transición hacia formas socio céntricas, donde la gravitación del sistema esté alrededor de las comunidades, las expresiones de autogestión desde el territorio, la unidad productiva y los movimientos sociales.
En la transición que vive la sociedad venezolana, cada centro tiene una fuerza de atracción propia, la transición supone una pugna que se resolverá en función del factor que posea una correlación de poder superior.
El mercado plantea desafíos serios al estado y a los actores comunales y movimientos sociales, pues se convierte en un centro de poder y configuración de sociedad clave, tanto desde la reproducción de formas y mentalidades privadas de acumulación, como de reproducción de esferas aspiracionales ligadas al consumismo.
Igualmente el estado con su peso y su inercia, genera las condiciones para que se reproduzcan las lógicas de acumulación privada que amenazan estratégicamente con revertir el empeño socialista. Esto se da a la par que los actores comunales y movimientos sociales imponen un desafío a las formas clásicas de dirección centralizada y presionan por la aparición de nuevas formas de gestión social, a la par que elevan los niveles de conciencia y organización que puedan imponer una derrota cultural a las prácticas y mentalidades reproductoras de la sociedad capitalista.
Un estado que hoy es dirigido por una fuerza revolucionaria, tiene como ruta obligada, balancear el conjunto del sistema hacia un modelo socio céntrico, esto requiere una nueva concepción de lo público y la gestión de las políticas públicas, donde no sean pensadas solo como lo estatal, sino como una intersección, o ámbito creado conjuntamente entre el estado y los actores sociales, un estado construido desde reglas de juego y mecanismo de regulación social y unos actores sociales preocupados y partícipes en los asuntos colectivos de su comunidad, localidad, estado y país.
Para finalizar podemos decir, que la eficacia y la eficiencia, no se reducen a un problema técnico o de gerencia pública, es ante todo un problema político ciudadano, es ante todo una postura coherente frente a los ritmos y tiempos de la transición hacia la nueva sociedad socialista.
Jesse Chacón
Director GISXXI
www.gisxxi.org
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