lunes, 10 de diciembre de 2012

CARTA ABIERTA A HUGO CHÁVEZ, EL HOMBRE DE LAS DIFICULTADES


Hoy, frente a esta nueva batalla que la vida nos impone, quiero dedicarte estas humildes palabras de agradecimiento y ratificar, una vez más, mi apoyo, mi solidaridad, mi lealtad absoluta y mi amor hacia ti y hacia esta nueva Patria que estamos construyendo, esta nueva Patria que sólo es posible gracias a tu visión de futuro, a tu transparente humanidad y a tu amor infinito hacia los pueblos oprimidos del mundo, pero, sobre todo, gracias a ese amor incondicional que sientes por nosotros, tu valiente pueblo venezolano.

Desde el primer momento en que te vi, hubo en mi alma una Revolución. Supe que eras único en el mundo, que eras distinto a todos los demás y que estabas cambiando la historia para siempre. Tuve una sensación muy clara que removió mi sangre, que cambió radicalmente mi forma de pensar y mi manera de concebir al mundo. Te vi y cambié. Te vi y me entregué de inmediato a esta causa, a esta razón amorosa que impulsa cada paso que doy a diario. Te vi y supe que estaba frente a la respuesta que tanto habíamos buscado.

Tu capacidad de ser verdaderamente humano, tu capacidad de desprenderte de tus intereses particulares y de entregarte en cuerpo y alma por el bien colectivo, es una de las tantas virtudes que admiro profundamente en ti. Tu fuerza, tu carisma, tu valentía, tu gallardía, tu honestidad, tu ética ante la vida, tu sonrisa inmensa, tu destreza para el contraataque, tu atinada inteligencia, tu energía interminable para llevarnos a todos y a todas de la mano por un futuro mejor; son características que vemos sólo en ti y que te convirtieron desde hace tantos años en nuestro líder indiscutible, en nuestra luz al final del túnel.

No sólo Venezuela cambió desde ese glorioso 4 de febrero de 1992. Cambiamos nosotros, cambió el mundo. Todos los pueblos oprimidos a lo largo y ancho de ese caótico planeta, abrieron los ojos gracias a ti. Supimos al instante que sí era posible organizarnos, unirnos, darnos la mano y salir adelante. Fue por ti y gracias a ti que dejamos de mirar hacia adentro y comenzamos a mirarnos los unos a los otros para formar equipo y empujar hacia la misma dirección.

Es obvio, quedé preocupada, angustiada y triste cuando te vi dar la injusta noticia de que el cáncer había vuelto. Esa enfermedad traicionera e indigna que quiere jugarnos sucio. Pero entre lágrimas, escuché tu llamado hacia la lealtad, hacia la unidad. Siempre la unidad. No podemos, ni debemos permitir que vuelva la anarquía y, mucho menos, que nos gane la batalla. Porque el mundo es de los buenos, no de los villanos. Y nosotros, junto a ti, estamos del lado de los buenos. Eso es indiscutible e irrefutable. Todos y todas lo saben. Los que están contigo y, sobre todo, quienes te adversan. De allí su odio, su envidia, su amargura. Porque gracias a ti nosotros, los buenos, comenzamos a escribir la historia. Nosotros, los buenos, saboreamos la victoria. Nosotros, los buenos, dejamos de ser los dominados, los esclavos, los oprimidos. Despertamos, comenzamos a actuar y hoy en día somos protagonistas, partícipes y constructores de este mundo nuevo que sabemos que queremos y merecemos.

Tú, Hugo Chávez, naciste para vencer, no para ser vencido. Ayer, hoy, mañana, pasado mañana, siempre serás sinónimo de Victoria. Tú eres la Victoria Perfecta. Y nosotros, tu pueblo, tu gente, tus hijos, tus hermanos, tus amigos, tus camaradas, tu familia del mundo seguiremos a tu lado, honrando ese espíritu batallador que mueve cada uno de tus pasos. Nosotros y nosotras seguiremos, incansables como tú, invencibles como tú, luchando por el bienestar colectivo, por el Vivir Bien, por el Vivir Viviendo y no muriendo.

Saldrás bien de esta, Padre. Volverás a triunfar, Camarada. Vencerás siempre, vencerás hermano. Aquí te esperamos de brazos abiertos para celebrar la Victoria Perfecta, querido amigo. Porque Chávez ya no es Chávez, Chávez somos millones de mujeres y hombres, sin distingo alguno de género, raza, religión o frontera que nos separe o nos divida o nos distraiga. La lealtad no conoce diferencias.

Aquí estamos pues. Con la fe inquebrantable, orando por tu salud. Esperando noticias tuyas con la convicción de que ahora es que te queda tiempo aquí, con nosotros. Aquí estamos pues. Actuando en cada rincón por este proyecto en el que creemos, tal como nos enseñaste. Aquí estamos pues. Entregando la vida, nuestro cuerpo y nuestra alma para garantizar la Victoria Perfecta y Absoluta de la Revolución Bolivariana. No te decepcionaremos jamás. Venezuela cambió para siempre y no hay vuelta atrás. Ellos, los villanos, jamás volverán. Eso te lo juramos. Unidad, lealtad y valentía son nuestras consignas.

¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Viviremos y Venceremos!

Gipsy Gastello Salazar, escritora y periodista venezolana
@GipsyGastello
ggastello@gmail.com

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