En el lenguaje poético los cerúleos son el llamado de los contrastes, los niveles que tiene el azul. Por eso hablar de cerúleos es la estética, la poesía la belleza; pero también pudiera convertirse en sopor, en sentido anodino, en chatura y hasta en genio atrabiliario.
Aún recuerdo unos cerúleos muy brillantes por allá en 1999, elegantemente trajeado, hablando en condiciones propias de la ingeniería de las telecomunicaciones, incluso, reconocido en sus conocimientos y funciones desde la recién creada Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel). Eran sin duda, momentos de máxima apoteosis en los inicios de la Revolución Bolivariana.
Tales reconocimientos, hicieron de aquellos cerúleos, una multiplicidad de elogios por parte de aquel 80% de la población que llegó a apoyar al Presidente Hugo Chávez al frente de su gestión. La Revolución Bolivariana avanzaba a paso firme. De esta forma, aquella visión traslúcida de poco hablar, pero al parecer acertado en sus decisiones, llegó hasta el Despacho del Presidente en su Secretaría; lo cual le valdría acceder a principios de 2002 hasta la Vice-Presidencia Ejecutiva.
Cómo no reconocer que tales cerúleos fueron la antorcha viva entre aquellos infaustos días de Abril de 2002. Es más, de no haber sido por aquel juramento del 13 de Abril como Presidente Transitorio de la República, no sólo se hubiese perdido la Patria en sí misma, sino que probablemente Hugo Chávez hubiese sido ejecutado en esas aciagas horas.
Desde allí, esos cerúleos brillaban con el espejo Presidencial. El premio, bien ganado a la lealtad, y a la preservación de la República Bolivariana hicieron de ese revolucionario un posible sucesor en algún momento del futuro. Abandonaría la Vice Presidencia por razones estratégicas,en 2003, (año de alta confrontación política) pero asumiría el control de la infraestructura en el país. Con ello, se logró en parte limpiar al viejo status quo, enramado y disperso por la estructura burocrática de las obras públicas en el país, que con el mismo dinero del Estado empleaban para destruir la Democracia Bolivariana. No obstante, hay que dejar claro, que conforme salían podridas estructuras del pasado, entraban aprendices numularios y quitamotas de esos cerúleos que empezaban a dejar en evidencia la fragilidad en la gestión pública, cuando las obras comenzaban a construirse pero jamás a terminarse.
Vendría el 2004, y con ello la barrida sobre una dirigencia opositora que curiosamente (cualquier parecido con las elecciones presidenciales de 2013 es pura coincidencia) orientada por encuestas, pero sin analizar frases como aquellas: Con hambre y desempleo con Chávez me resteo, purgaron por ir hasta el final con unas intenciones revocatorias que se convirtieron en aprobatorias aquella madrugada del 16 de Agosto. Entonces después de la salida presidencial. De la máxima Aristotélica en la construcción de aquella nueva Polis, quien secundaba a Chávez eran los mismos cerúleos honrados en su lealtad y porque no decirlo, amor por su líder. La historia es la historia. Eso no puede negarse.
Y allí, la lealtad quedó plasmada, cuando por selección presidencial, enfrentaría por la Gobernación de Miranda, a quien fungía como líder de la otrora coordinadora democrática y responsable en el cierre de Venezolana de Televisión durante el Golpe de Estado 2002. Los cerúleos llegaron al máximo esplendor desde la Gobernación de Miranda.
Pasado el arrase bolivariano de 2005 y 2006, por efecto de una oposición sin ideas, orientada por el golpismo y la desestabilización, en 2007 con la fundación del Partido Socialista Unido de Venezuela (elemento, desde mi consideración, el inicio del cáncer revolucionario) comenzarían a opacarse desde su mirada los colores que mezclan el firmamento con el mar. No sólo se perdió por vez primera en elección general, a pesar del inobjetable triunfo presidencial de 2006, con más del 63% de los votos; sino que había una seria protuberancia en el cónclave pesuvista.
Así aquel protagonista de ojos azules, llevaría un serio revés en las elecciones de la directiva del propio PSUV en 2008. Recuerdo que aquel Congreso Fundacional reunido entre febrero y marzo de ese año, en vez de analizar las causas y consecuencias de la derrota del Referendo reformista (irónicamente palabra que no le gusta a muchos radicales) sirvió en primera instancia para expulsar [1] al camarada fallecido, Luis Tascón, quien sería el primero en denunciar la llamada derecha endógena [2], en todo caso, habría que recordar al compatriota que se defendía de las acusaciones del entonces diputado Tascón, que ese mismo Congreso Fundacional, votaría según Jorge Rodríguez, el 99,999% de sus miembros. Entonces, ¿era evidente que algo pasaba? ¿O no? Aquellos cerúleos, sin duda, perdieron significativamente el brillo al no haber sido electo entre la directiva del llamado grupo de los quince (G-15) y ni siquiera alcanzaría los votos entre los llamados 69 iniciales; sólo que la voluntad presidencial era lo que en este caso imperaba y por ello quedó como parte de esa Directiva Fundacional.
Llego el 2008, si bien es cierto en elecciones internas para escoger el representante del PSUV para la gobernación de Miranda, superó el 80% de los votos (creo que era obvio, al tener el control del propio partido), sufrió una incuestionable derrota electoral, por parte del candidato opositor (llámese hoy de derecha, golpista o burgués), lo único cierto, es que tres derrotas de importancia en su seno de acción, referendo para la reforma constitucional (2007), elecciones internas PSUV [3]y Gobernación de Miranda (2008), comenzaron por decirnos que había un rechazo en el actuar, en la toma de decisiones. Pero en vez de reflexionar sobre ello, pasaba lo contrario, se radicalizaban las acciones.
De hecho, los cerúleos que bien pudieron crecer en un jardín lleno de flores, pareciera que se multiplican tal cual cardos, creciendo sobre los suelos secos (diría yo, hasta erosionados), con muchas espinas, que hicieron que el propio Presidente Chávez, sin perder sus afectos, lo llevaran hasta el estado Monagas, para que en puesto salidor (de las antidemocráticas "listas", que perduran desde tiempos de la Cuarta República) pudiera incorporarse a la Asamblea Nacional, y luego de pasar el primer año período 2011 2016) de bajo perfil, retornar con el poder hasta su Presidencia desde 2012, y ahora con más brío en 2013.
Empero, habría que preguntar: ¿Cuáles han sido los resultados de su presidencia? Entre muchas interrogantes tengo: ¿Por qué no hay presos de la cuarta ni de la quinta por hechos de corrupción, y aquellos exiliados plenamente identificados con el Golpe de Estado de 2002, como Isaac Pérez Recao, quien nadie menciona y encontraron una tanqueta en su casa aquel 14 de Abril? ¿Dónde han quedado las investigaciones anteriores a su período? ¿Por qué si tanto se pregona la muerte de 10 compatriotas en los hechos posteriores al 14 de Abril de este año (casualidad de la anterior), situación que apoyamos, en qué quedaron las investigaciones, por ejemplo de aquellos 12 muertos en un evento ocurrido en Valencia el 21-10-2001, en la llamada entrega de la V de Oro, hoy reducidos al silencio judicial? {4] ¿Qué ha pasado con las denuncias evidentes no sólo en contra de los factores de oposición, presuntamente involucrados en hechos de corrupción, sino el famoso caso de la maleta de Antonini Wilson, los alimentos descompuestos de Petróleos de Venezuela Alimentos (Pdval) entre los más sonados?
Quien tenga ojos que vea; pero los ojos azules en la Asamblea Nacional pareciera que perdieron el firmamento, perdieron la navegación en el mar, y de sus pétalos comienzan a quedar sólo espinas.
Los ojos azules de la Asamblea Nacional: ¿Un mal del PSUV?.
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