Tal Cual ofende a todas las mujeres venezolanas, sólo con representar a una servidora pública desnuda. Además implica que las rectoras están montadas sobre una “dedocracia” que aman.
El caricaturista Abilio, hizo para el vespertino Tal Cual, una representación de las rectoras del Consejo Nacional Electoral, enamoradas de un dedo, sobre una carroza que es arrastrada por un obrero, que dice “si el gran dedo es el paracaidista amado, es natural que esas damas trasladen su amor a los otros paracaidistas del proceso”.
“Es más que amor, es frenesí”, dice la caricatura de la presidenta del CNE, Tibisay Lucena. Pero a la rectora Sandra Oblitas, la representan desnuda, ataviada con adornos aborígenes. La rectora Tania D'Amelio aparece disfrazada de sirena y la rectora Socorro Hernández, con un vestido rojo de rumbera.
Cuando las autoridades del CNE eran hombres, era impensable recurrir a su sexualidad, para hacer crítica a través del humor. Abilio hace un chiste bajo, si lo que quiere implicar es que cuatro mujeres autoridades del ente comicial, están enamoradas de la “dedocracia”, que está representada con un símbolo fálico, o dedo, y que sus cargos son disfraces.
Por una parte, se reduce al ente rector a una carroza de carnaval, donde las rectoras están disfrazas, o desnudas en el caso de Oblitas; implica que el CNE es una instancia falsa, que se reduce al amor de las rectoras; a pesar que el ente ha sido observado y avalado por la Unión Europea, el Centro Carter y la Organización de Estados Americanos.
Tal Cual ofende a todas las mujeres venezolanas, sólo con representar a una servidora pública desnuda. Además implican que las rectoras están montadas sobre una “dedocracia” que aman.
En primer término, se hace referencia a que las rectoras del CNE, aman al presidente Hugo Chávez, quien es paracaidista de la Fuerza Armada, por lo que sería “natural” que ellas también amen a “otros paracaidistas del proceso”, criticando a los candidatos socialistas a las gobernaciones, por cambiar sus domicilios recientemente, casi todos eran funcionarios que trabajaban en la capital.
Por otro lado, los candidatos a las gobernaciones son militantes con al menos diez años de experiencia en la nueva administración pública, que se construye para que la revolución deje atrás el burocratismo, la corrupción y el tráfico de influencias, no son paracaidistas.
Además de ser una falta de respeto a las autoridades electorales, a todas las mujeres y a los candidatos; la caricatura pone en duda la independencia del poder electoral, y la legitimidad del Ejecutivo, al que representan como un dedo o un falo, que tiene a su servicio a las mujeres del CNE, representándolas no como profesionales con ética y valores, sino como mujeres enamoradas. Uno se pregunta entonces, si en Venezuela hay o no libertad de expresión.
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