Marciano asegura que "le preocupa una oposición ociosa, sin cargos, pelando en medio de la calle. Es un peligro que estimula los malos pensamientos. Que incita a desviaciones".
En su columna Piedra de Tranca publicada este viernes e intitulada "El 7-O y el 16-D", Marciano se pregunta si "¿Puede haber algo peor para la oposición que el 7-O?". Inmediatamente responde que "el 16-D puede ser peor. Puede ser la catástrofe total, plena, completa, irreversible, aplastante. Porque el 7 de octubre pasado fue, sin duda, un golpe. Pero no tuvo el carácter anestésico que puede tener otro revés, ahora en el marco de las elecciones de gobernadores (...) La presidencial sirvió para dirimir un liderazgo personal y punto, a sabiendas de que Chávez tenía amplia ventaja. Él tan solo participó para confirmar su tremendo peso en la política nacional y regional".
"La responsabilidad de hacerle frente a la colosal proyección del Presidente la tuvo una sola persona; en esta oportunidad fue Capriles Radonski, y nada más. En cambio, ahora la prueba de fuego es para la maquinaria partidista, la vieja (la adeca-copeyana) y la nueva (la de Primero Justicia y la de López). Son 22 aspirantes de la oposición que se juegan su destino político, entre otros nada menos que los gobernadores de Zulia, Táchira, Lara, Miranda, Nueva Esparta, Monagas, y los equipos que los acompañan. Es la MUD que se juega el todo por el todo. Son los asesores, los politólogos, los operadores, los medios de comunicación que están apostando a que el mapa del país no sea rojo rojito después del 16-D. ¿Y si lo es? ¿Si se tiñe de rojo? ¿Y si la oposición pierde bastiones como Zulia, como Táchira, como Miranda, como Nueva Esparta? No hay la menor duda de que queda haciendo cuy-cui. Queda para el arrastre".
"El 7-O no será nada, no representará nada al lado de esta hecatombe. Hay que ver lo que significaría tener, por ejemplo, a Pablo Pérez, Vivas y a Morel desempleados. Y sobre todo ¿qué hará Capriles sin el cambur de Miranda, sin esa base logística, sin esa caja chica?".
Luego Marciano asegura que "le preocupa una oposición ociosa, sin cargos, pelando en medio de la calle. Es un peligro que estimula los malos pensamientos. Que incita a desviaciones".
"No me hago ilusiones. Ella, sus dirigentes, siempre creen que se la están comiendo. Ni siquiera cuando es obvio que está metiendo la pata lo reconocen. Sin embargo, les digo algo a los personajes lúcidos que allí quedan, que sobreviven: trabajen duro, resuelvan sus problemas internos, no renuncien a la unidad que es lo único que los puede salvar. Fuera de ella no tienen vida. Pero alcanzar esos logros a estas alturas, cuando falta tan poco para la prueba decisiva, es como subir un corozo en pleno llano y bajo un sol esplendoroso", concluye.
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