Para el predicador de la aldea de Marengo, en Ohio, Jeff Copley, ellos responden a un llamado hecho por el creador: "Jesús dice a sus discípulos que vendan su manto y compren una espada”.
Ya parece un lugar común que cada cierto tiempo en EE.UU. ocurran hechos que superan el límite de lo absurdo. Desde hace tres meses, las iglesias cristianas ofrecen a sus nuevos feligreses cursos de uso y porte de armas de fuego. Al finalizar la instrucción, les entregan un documento que les permite ingresar armados al templo.
Los cursos tienen una duración de 10 horas y respetan las reglas de los estados donde se encuentran las iglesias, resalta una nota publicada por el diario español El Mundo.
Para el predicador de la aldea de Marengo, en Ohio, Jeff Copley, ellos responden a un llamado hecho por el creador: "Jesús dice a sus discípulos que vendan su manto y compren una espada. Instruyó a su pueblo para que se prepara para defenderse a sí mismo. Es difícil de encontrar a alguien dentro de nuestra congregación que no dispare de alguna forma", declaró al diario digital The Daily.
Bajo la premisa de que “aquí todo el mundo dispara o caza”, Copley justifica el uso de los cursos como una herramienta para conseguir nuevos seguidores religiosos. Argumenta que ya han empleado otros recursos, como la organización de fiestas y ferias, pero no han logrado incrementar su rebaño.
Sin embargo, este ejemplo no es único, se repite a lo largo y ancho del territorio estadounidense, sobre todo en las zonas rurales de Carolina del Norte, Florida, Montana y Ohio, donde las iglesias cristianas parecen estar desalentadas por la deserción de su feligresía e intentan usar la promoción del uso y porte de armas como herramienta para atraer nuevos creyentes.
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