"Pueblo es pueblo. No hay que discriminar entre pueblo opositor y pueblo del proceso bolivariano. Ambos, por igual, son afectados por problemas comunes o reciben los beneficios de una política."
El periodista José Vicente Rangel, en su columna “El Espejo” intitulada "La oposición por abajo y por arriba", en Últimas Noticias, comentó que “una cosa es el opositor por abajo, es decir, a nivel del pueblo, y otra por arriba, o sea sus dirigentes. Pueblo es pueblo. No hay que discriminar entre pueblo opositor y pueblo del proceso bolivariano. Ambos, por igual, son afectados por problemas comunes o reciben los beneficios de una política”.
“Me parece torpe la generalización y, por tanto, considero que la actitud correcta consiste en establecer puentes, relaciones, vínculos con ese basto universo. Saltar los muros erigidos por la manipulación política y los mensajes mediáticos envenenados”, señaló el ex vicepresidente de la República.
“Hay un pueblo chavista, mayoritario. Y un pueblo que no lo es, en parte mediatizado por odios inducidos, por temores trabajados con habilidad por quienes dividen, arbitrariamente, a los venezolanos.”
“Si nos remitimos al resultado electoral del pasado 7 de octubre, la constatación de que hay más de seis millones de compatriotas que no son reaccionarios, aventureros o apátridas obliga a redefinir políticas para darles tratamiento adecuado”. Rangel también apuntó que la “referencia numérica de más de seis millones que sufragaron en contra de un proceso que los beneficia tiene una lectura más importante”.
Por ello, “el desafío para el proceso revolucionario trasciende lo electoral”, pues “la rutina entraña riesgos y se impone explorar otros espacios e interlocutores”.
Mientras, “los dirigentes de la oposición hacen muy poco por asumir la conducción de manera responsable y democrática. Al contrario, se empeñan en mantenerse dentro de una política ambigua y abiertamente desestabilizadora”, manifestó el periodista.
“Su reacción con motivo del resultado del 7-O lo confirma. Está demostrando que carece de capacidad para evaluar el éxito que obtuvo. Por lo que conviene puntualizar que nunca una oposición en Venezuela alcanzó un logro como la actual, logro que lastimosamente está despilfarrando. Las contradicciones en que incurre, el doble juego que emplea, la falta de objetivos claros, los absurdos ataques a las instituciones (en especial al CNE) revelan inmadurez política o que no termina de tomar distancia de la aventura.”
Rangel afirma que en los dirigentes de oposición “no se observa propósito autocrítico, sino todo lo contrario: arrogancia, desprecio a la opinión de los compañeros de ruta y subestimación del adversario”.
(Últimas Noticias)
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