En nuestra América Latina, México, Brasil y Argentina se han atrevido a interpretar la ley de acuerdo a la realidad social y la necesidad de universalizar derechos.
Mariano Rajoy y su séquito monárquico no sólo pierden la batallas en el campo de la economía, al inyectarle a España más enfermedad neoliberal como absurda solución a la grave crisis que vive este país, sino que también pierden batallas en el terreno de los derechos civiles, gracias a su postura ultraconservadora.
Ayer el Tribunal Constitucional de ese país reconoció el derecho de las y los homosexuales, transexuales y bisexuales de unirse en matrimonio, al rechazar un recurso del ultraderechista Partido Popular de Mariano Rajoy, que impedía que la figura de la unión civil abarcase a todos los sectores de la sociedad.
Con 8 votos a favor y 3 en contra, este intento del PP para obstaculizar la universalización de estos derechos que se introdujeron en 2005 fue rechazado, incluso por magistrados conservadores. Desde 2005, una cantidad aproximada de 25.000 parejas han estado en la incertidumbre y a la espera de este fallo. Ayer en España lo justo se impuso.
El director del colectivo Lambda, José de Lamo, manifestó que esta decisión supone "el final de una trayectoria muy larga de lucha", así como también "el fin de una angustia, una espera demasiado larga; siete años son mucho tiempo para esperar".
Por su parte, la asociación de familias homoparentales, Galesh, expresó "su alegría y euforia" por la decisión del Tribunal Constitucional, ya que "estaba en juego el concepto de igualdad para toda la ciudadanía que declara la Constitución Española". De esta manera, esta resolución "pone fin a siete años de incertidumbre, de marginación y desigualdad durante los cuales las familias vivíamos con una espada de Damocles sobre nuestras cabezas".
En Europa ya son varios los países que han p o preferencia sexual. Países como Holanda, Bélgica, República Checa, Islandia, Dinamarca, Suecia, Portugal, Suiza, Noruega y Alemania se atrevieron a dar este importante salto. En nuestra América Latina, México, Brasil y Argentina se han atrevido a interpretar la ley de acuerdo a la realidad social y la necesidad de universalizar derechos, dejando imposiciones morales y religiosas absurdas de lado.
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