En 1989 Leopoldo Castillo era embajador venezolano en suelo hondureño y está acusado de oficiar como informante/colaborador en el asesinato de 6 sacerdotes jesuitas.
Además de victoria del presidente de la República, Hugo Chávez, el 7 de octubre quedó ratificada la solidez y capacidad del Consejo Nacional Electoral (CNE) para acompañar uno de los comicios más participativos de las democracias contemporáneas. Contra la estrategia difamatoria de la derecha y el coro altisonante de sus medios masivos de comunicación, el organismo aseguró la transparencia del sistema electoral. Leopoldo Castillo, dosis de irrealidad e irresponsabilidad mediante, retoma las acusaciones contra la CNE y llama al vandalismo.
La participación de Sandra Oblitas, vicepresidenta del CNE, en un programa de Venezolana de Televisión (VTV) fue la excusa que el moderador del programa Aló Ciudadano escogió para sugerir en vivo y en directo que el organismo se parcializa a favor del partido gobernante. Acto seguido expresó: "El CNE no está tomando en serio las exigencias de Antonio Ledezma, las sonrisitas de Oblitas no me engañan creo que es hora de subir el tono".
La desfachatez de Castillo para argumentar sus acusaciones e irresponsabilidad para proponer "subir el tono" a sus televidentes; le imposibilitaron informar que este jueves se abrirán en el país mil puntos de información para conocer cómo votar. Al respecto Oblitas señaló, “la invitación es a que se acerquen. Pueden verificar en la página oficial del Consejo Nacional Electoral la distribución de esos puntos, de dónde están ubicadas las ferias y asistir. Allí van a ver las máquinas y pueden familiarizarse con cómo va a ser el día la elección la máquina que se van a encontrar".
El Matacuras
“Operación Centauro” fue el nombre que se le asignó al asesinato de seis sacerdotes jesuitas en Honduras (1989). Por ese entonces, Leopoldo Castillo era embajador venezolano en suelo hondureño y está acusado de oficiar como informante/colaborador de quienes perpetraron los crímenes.
A los religiosos se los incriminaba de participar en la guerrilla del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FLMN). Con la colaboración de la inteligencia norteamericana, la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) está sindicada como autora material de la masacre.
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