"Guardando las proporciones y las distancias. Stalingrado y Kursk. Es decir el triunfo de Elías Jaua sobre Henrique Capriles (...) Falta poco para saberlo. Mientras, los blindados calientan motores".
En su columna Piedra de Tranca publicada este martes e intitulada "La batalla final", Marciano escribe que "la victoria de Chávez fue una gran victoria. Fue, como él mismo lo pronosticó, la "victoria perfecta". Al extremo de que sus adversarios fueron tomados por sorpresa y aún no salen de ese estado anímico".
Prosigue: "Todos se hicieron el cráneo de que Chávez-Goliat estaba derrotado por Capriles-David. Pero la política no es mitología ni invocación caprichosa de la historia, o de los cuentos de ésta. Es trabajo y más trabajo. Es análisis y más análisis. Es astucia y más astucia. Es perseverancia y más perseverancia. Quien asuma la política en términos frívolos, como una simple expresión de mercadeo, está raspado", explica.
Agrega que "la experiencia cuenta mucho, y si no que lo diga Ramos Allup, el dirigente de la oposición, el único, que ha visto con claridad lo que sucedió el 7 de octubre, mientras los llamados "patiquines" siguen sin hacerle caso".
"La batalla del 7-O fue grandiosa. Rutilante. Espectacular. Tuvo no sólo una dimensión nacional sino internacional. Dejó una opinión interna aturdida, turulata, y a una opinión en el exterior en iguales condiciones. No obstante, no bastó con lo sucedido. Fue una derrota aplastante la que logró Chávez sobre el candidato de la derecha, pero éste siguió respirando, haciendo alarde de fuerza, a sabiendas de que en realidad no la posee. Que esos seis millones de votos que obtuvo no son suyos, sino del antichavismo, y que éste no da para victorias en otros escenarios".
A juicio de Marciano, el 16 de diciembre "se probará si la victoria de Chávez tuvo la contundencia del nocaut rotundo, en el primer round que él anunció, o si su impacto es relativo y no llega hasta las bases opositoras".
"El remate de la victoria del 7-O ocurrirá el 16-D. Guardando las proporciones y las distancias. Stalingrado y Kursk. Es decir el triunfo de Elías Jaua sobre Henrique Capriles. ¿Es posible? Si lo fue el 7-O, ¿Por qué no lo puede ser el 16-D? Falta poco para saberlo. Mientras, los blindados calientan motores", concluye el columnista.
(Diario Vea)
A continuación la columna completa:
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