Las elecciones presidenciales que se llevan a cabo hoy ha superado en creces las cifras en gastos de campaña en relación a elecciones anteriores. Hasta ahora traspasa los dos mil millones de dólares.
EEUU atraviesa una crisis económica importante, así como política, en su influencia como base de operaciones desde donde se coordinan las estructuras de poder en el desenvolvimiento del capitalismo mundial. En este contexto, el huracán Sandy dejó unos costos aproximados no menores a 50.000 millones de dólares.
Pero ni la crisis, ni el paso del huracán Sandy, ni la pobreza, ni el desempleo que posee los EEUU, ha sido un impedimento para que los Records Guinness tengan un nuevo dato para sus anuarios. Las elecciones presidenciales que se llevan a cabo hoy han superado en creces las cifras en gastos de campaña en relación a elecciones anteriores. Hasta ahora la suma va encaminada cómodamente a traspasar los dos mil millones de dólares.
Según cifras facilitadas por la propia Comisión Federal Electoral, la campaña de Barack Obama recaudó el 17 de octubre la cantidad de 556 millones de dólares; mientras que el republicano Mitt Romney obtuvo 340 millones, para un total de 896 millones de dólares.
Sin embargo, esta cifra no es la única que llena las arcas de los candidatos para su campaña, ya que en 2010 el Tribunal Supremo de ese país aprobó la creación de organizaciones que puedan captar cantidades de dinero ilimitadas de personas y empresas para canalizarlas a objetivos políticos; a estas plataformas con fines proselitistas se las llama “SuperPAC”.
Supuestamente estas organizaciones que se encargan de recibir dinero no tienen vínculo con uno u otro candidato, pero lo cierto es que esto es una real pantomima hipócrita, concebida desde sus inicios y por sus creadores como una manera de burlar ciertas restricciones en materia de límites en financiamiento electoral.
Así pues, sencillamente son apéndices de cada candidato que nutren día a día a las campañas con chorros de dólares que han marcado un grosero record. En palabras del profesor de Leyes de la Universidad de Nueva York, Adam Skaggs, son “brazos en la sombra” que han generado “un vasto potencial para el escándalo y la corrupción”. Por ello, es seguro que cada candidato superará los dos mil millones en conjunto. Hay otros informes que aseguran que serán dos mil millones por candidato.
En las elecciones de 2008 Obama fue el primer candidato presidencial en renunciar al financiamiento público que garantizan las leyes y que tiene un techo en asignación de recursos. Jhon McCain sí los aceptó. Esto quiso decir que Obama, al no recibir financiamiento público, por ley tenía el derecho a deslastrarse de ese techo, por lo que pudo cooptar el doble de dinero que su contrincante y gastarlo para su campaña. De esta forma, en estas elecciones de 2012, el demócrata y el republicano decidieron renunciar al financiamiento público para no estar limitados por ese techo de gastos y así montarse en la milmillonaria plataforma de los “SuperPAC”.
Otros datos:
• Existen ocho “SuperPAC” a favor de Obama y cinco en contra. A favor de Romney hay once y siete en su contra.
• Hasta septiembre se invertían 19 millones de dólares por semana en propaganda electoral, mientras que para finales de octubre, se gastaban 70 millones semanales.
• Hasta el 29 de octubre un total de 1.1 millones de comerciales se habían difundido vía cable y Tv, lo que representó un aumento del 40 % en relación a las elecciones de 2008, esto según un estudio del Wesleyan Media Project.
• En las elecciones de 1996, donde Bill Clinton salió reelecto, este y el republicano Bod Dole, gastaron cada uno 44 millones de dólares. Si se comparan con la campaña de este año la diferencia es escandalosa y sorprendente, ya que son, por lo menos, 25 veces mayores.
Así las cosas, anecdótico es reseñar también que el caso más grotesco de financiamiento en esta campaña ha sido el del megaultramagnate de los casinos, Sheldon Adelson, quien donó 53 millones de dólares para una SuperPAC a favor de Mitt Romney.
Una cifra que no le duele al señor de las fichas, ni mucho menos a los candidatos, ya que la fortuna de Adelson se calcula en 20.000 millones de dólares, lo que es 40 veces más que las reservas internacionales de Haití.
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