lunes, 4 de febrero de 2013

SEGÚN REUTERS LA OPOSICIÓN VENEZOLANA SE FISURA



Diosdado Cabello dijo que en la MUD “se están cayendo a golpes”, y Nicolás Maduro mencionó que el martes, ante la AN, el bloque bolivariano presentará “pruebas irrefutables” de corrupción en PJ.

Diez años pasaron para que la oposición política venezolana decidiera engranar sus fuerzas en la autodenominada Mesa de la Unidad Democrática (MUD). La causa fue la seguidilla de derrotas de la derecha propinadas por el líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, quien fue elegido presidente en 1998, ratificado dos veces en su cargo (2000 y 2004), y reelecto por dos períodos más (2006 y 2012).

En 2008, los partidos de la ultraderecha venezolana decidieron formar la alianza opositora que representara una fuerza electoral conjunta que pudiese hacer frente al consolidado y evidente liderazgo de Chávez. Partidos políticos con diferencias históricas como Acción Democrática, Bandera Roja, Copei, MAS, Un Nuevo Tiempo y Alianza Bravo Pueblo, entre otros, acudieron al llamado de la MUD. Sin embargo, como un presagio de muchos, el resquebrajamiento de la "unidad" se hizo evidente.

Luis Enrique Alcalá, analista político, lo definió como una falla de origen, es decir, “la oposición nació fracturada, porque es la sumatoria de varios partidos donde cada uno preserva su individualidad. Allí no hay más remedio que esperar tensiones internas e incoherencias”. La serie de discusiones y enfrentamientos protagonizados por los dirigentes de la MUD luego de las elecciones del 7-O, le da las dimensiones justas: se trata de una coalición circunstancial, y no de una alianza unitaria y democrática como infructuosamente han querido hacer ver.

Ramos Allup, uno de los primeros en descargarse luego de la derrota de Henrique Capriles en las presidenciales, dijo que la propuesta de la Tarjeta de la Unidad "era transmitir, no una mera sensación, sino la disposición abierta y clara de que todos estábamos unidos, pero bueno, ya eso pasó." Durante las siguientes elecciones del 16-D su partido Acción Democrática, y otros que también se habían incorporado a la iniciativa de la MUD, se atomizaron y salieron a defender su parcela, su identidad partidista.

Capriles ha estado “al rescor” de la candela de estos conflictos, y ha insistido en la Mesa en mantener la unidad, por supuesto con la tranquilidad de ser, por ahora, el comodín de todos en la coalición, porque a pesar de que su liderazgo en la MUD no es respaldado con agrado por muchos de los miembros, ellos reconocen que ha sido el contendor que más se ha aproximado a Chávez en años, aunque la diferencia continúe siendo amplia y numerosa.

Esa postura menos confrontativa del gobernador de Miranda, así como de su homólogo de Lara Henri Falcón, quienes son dos de los tres gobernadores de oposición que se posicionaron el 16-D, hace que reciban los reproches de los dirigentes con una tendencia más radical en la ultraderecha, como, por ejemplo, de la diputada opositora María Corina Machado, quien cuestionó una estrechada de manos entre ellos y el vicepresidente Maduro.

Ramón Guillermo Aveledo también acusa a dirigentes como Capriles, y otros quienes no asisten a las reuniones semanales de la MUD, y que en muchas ocasiones son los generadores de las fuertes discusiones provocadas por ambiciones personales. Aveledo entiende que “en una alianza como ésta cada quien escoge su énfasis. La MUD no es un ejército”.

Recientemente Diego Arria, el ex candidato a las primarias presidenciales de la MUD, formó un nuevo partido y se distanció de la Mesa, no sin antes recriminarla de “patética”, según dijo “por tibia y condescendiente con el régimen de facto”.

Omar Barboza, jefe de Un Nuevo Tiempo, la mayor fuerza opositora después de Primero Justicia, se excusa (y excusa estos disidentes postulados) diciendo que “quienes estamos dentro de la MUD tenemos el deber de hacer nuestros planteamientos y críticas internamente porque el daño que puede hacer es que se perciba como falta de coherencia cuando pasa totalmente lo opuesto”.

Algunos pueden creer que esa diversidad es válida porque se trata de una propuesta “democrática”, pero en la práctica la experiencia latinoamericana dice que es más común la disfuncionalidad orgánica de estos grupos. Lo cierto es que la “unidad” opositora se resquebraja cada día más con las peleas internas.

El bloque bolivariano, por el contrario, goza de una heterogénea construcción de la unidad que se atribuye al trabajo de integración convocado y logrado por Chávez como líder de la Revolución, y además aprovecha cualquier ocasión para meterle el dedo en la llaga a la oposición.

Diosdado Cabello señaló el viernes que en la MUD “se están cayendo a golpes, ellos no respetan ningún acuerdo. Esa es la oposición que tenemos. Ojalá tuviéramos una oposición seria en este país”. Por su parte, Maduro adelantó información que le había hecho llegar Cabello acerca de la presentación de “pruebas irrefutables” de actos de corrupción realizados en el seno del partido Primero Justicia, documentos que serán presentado el martes por los parlamentarios socialistas.

La condición de salud del presidente Chávez lejos de disgregar las fuerzas de izquierda, las reagrupó cuando nombró a Maduro como candidato presidencial en el caso de que se convocara a nuevas elecciones, y a Diosdado Cabello, Elías Jaua y otras figuras del Gabinete como el apoyo fundamental para seguir adelante con el proyecto socialista. Los revolucionarios sí entienden que ese llamado del presidente es garantía de avance en el mismo sendero hacia el Socialismo. Presidentes y cancilleres de todas partes del mundo, también dieron un espaldarazo de apoyo al vicepresidente.

La medición entre las fuerzas de Capriles y Maduro ya no son las mismas del año pasado, que tendían a favor del opositor. Por el contrario, Luis Alcalá, analista político, presagió en una entrevista con Noticias24 que en el caso de presentarse nuevas elecciones “la oposición tendrá que conformarse con su único personaje que es Capriles Radonski. Pero es evidente que si va de nuevo a la candidatura y se mide ante el candidato consagrado por Chávez, que es Maduro, perdería de nuevo”. Respecto a la MUD, opinó que “si no emprenden una metamorfosis radical se verán reducidos a la insignificancia”, y está claro que sus fuerzas por separado no llegan ni a la esquina.

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