Asociar el nombre de Uribe con las palabras “democracia”, “centro” o “estado de derecho”, resulta, por lo menos, difícil de creer luego de sus ocho años de gobierno.
Álvaro Uribe fue presidente de Colombia desde el año 2002 hasta el 2010. Sus años al mando del Gobierno colombiano tienen como entre sus marcas principales su posición respecto a las fuerzas insurgentes, la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Uribe nunca las reconoció como fuerzas beligerantes y se negó a todo tipo de diálogo y negociación. Esto se tradujo en la ofensiva militar llevada adelante por el Gobierno y los paramilitares, dos actores cuyos vínculos e intereses se estrecharon profundamente durante los años de Uribe. Todo esto con el apoyo económico, político y militar de los Estados Unidos, evidenciado con las siete bases instaladas en territorio colombiano durante los últimos años.
Álvaro Uribe buscó que Juan Manuel Santos, quien había sido ministro de Defensa durante su gestión, continuara la misma línea de acción, es decir, la negación de todo tipo de diálogo y acuerdo con las organizaciones armadas. Santos, desde el año 2010 nuevo presidente de Colombia, inició un camino que desde hace unos meses tiene como punto clave los posibles acuerdos de paz con las FARC, acuerdos que está evaluando el ELN.
En tal contexto, Uribe lanzó este jueves un nuevo movimiento político llamado Centro Democrático, teniendo las elecciones presidenciales y legislativas del 2014 como horizonte próximo. “No somos izquierda ni derecha, somos una expresión democrática de centro que cree firmemente en el equilibrio entre la seguridad y la justicia desde las instituciones del estado de derecho”, así se autodefine el movimiento. Asociar el nombre de Uribe con las palabras “democracia”, “centro” o “estado de derecho”, resulta, por lo menos, difícil de creer luego de sus ocho años de gobierno.
Uribe, representante de la derecha colombiana y latinoamericana más conservadora, está en contra de los diálogos que están siendo llevados por el Gobierno de Santos con las FARC. El documento de presentación de Centro Democrático expresa que “una sociedad democrática como la nuestra no puede concertar elementos de su agenda de desarrollo con los violentos, ni minimizar los crímenes cometidos contra civiles y miembros de la fuerza pública”.
El ex presidente Uribe disiente entonces con ese aspecto del Gobierno de Santos, lo hizo y hace manifiesto, organizó una herramienta para las próximas elecciones y hoy por la tarde la presentó. Decimos que disiente en ese aspecto porque en los demás referidos a la política económica y social son compartidos por ambos Gobiernos: un neoliberalismo que se profundiza, el problema de la tierra que acucia a los pueblos campesinos e indígenas, el saqueo de los recursos naturales, los presos políticos y el asesinato sistemático de militantes políticos contrarios al Gobierno. Esos son los puntos que Santos no quiere discutir en las mesas de negociación con la FARC y los diferentes movimientos sociales que quieren incorporarse al diálogo, puntos que en realidad son los problemas estructurales que padece el pueblo colombiano por culpa de sucesivos Gobiernos que son la real fuente del conflicto en Colombia.
Álvaro Uribe buscó que Juan Manuel Santos, quien había sido ministro de Defensa durante su gestión, continuara la misma línea de acción, es decir, la negación de todo tipo de diálogo y acuerdo con las organizaciones armadas. Santos, desde el año 2010 nuevo presidente de Colombia, inició un camino que desde hace unos meses tiene como punto clave los posibles acuerdos de paz con las FARC, acuerdos que está evaluando el ELN.
En tal contexto, Uribe lanzó este jueves un nuevo movimiento político llamado Centro Democrático, teniendo las elecciones presidenciales y legislativas del 2014 como horizonte próximo. “No somos izquierda ni derecha, somos una expresión democrática de centro que cree firmemente en el equilibrio entre la seguridad y la justicia desde las instituciones del estado de derecho”, así se autodefine el movimiento. Asociar el nombre de Uribe con las palabras “democracia”, “centro” o “estado de derecho”, resulta, por lo menos, difícil de creer luego de sus ocho años de gobierno.
Uribe, representante de la derecha colombiana y latinoamericana más conservadora, está en contra de los diálogos que están siendo llevados por el Gobierno de Santos con las FARC. El documento de presentación de Centro Democrático expresa que “una sociedad democrática como la nuestra no puede concertar elementos de su agenda de desarrollo con los violentos, ni minimizar los crímenes cometidos contra civiles y miembros de la fuerza pública”.
El ex presidente Uribe disiente entonces con ese aspecto del Gobierno de Santos, lo hizo y hace manifiesto, organizó una herramienta para las próximas elecciones y hoy por la tarde la presentó. Decimos que disiente en ese aspecto porque en los demás referidos a la política económica y social son compartidos por ambos Gobiernos: un neoliberalismo que se profundiza, el problema de la tierra que acucia a los pueblos campesinos e indígenas, el saqueo de los recursos naturales, los presos políticos y el asesinato sistemático de militantes políticos contrarios al Gobierno. Esos son los puntos que Santos no quiere discutir en las mesas de negociación con la FARC y los diferentes movimientos sociales que quieren incorporarse al diálogo, puntos que en realidad son los problemas estructurales que padece el pueblo colombiano por culpa de sucesivos Gobiernos que son la real fuente del conflicto en Colombia.
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